CIBER-LIER

Cuando husmeas por el perfil de Facebook de los amigos de tus amigos o de tus propios amigos, seguro te has preguntado que tan sinceros son al poner su descripción, edad, demás datos personales y aficiones, pues la firma de seguridad Symantec se dio a la tarea de responder a esta pregunta consultando a siete mil personas de 14 países si alguna vez ha mentido sobre su identidad, si ha descargado alguna película o canción sin pagar o ha firmado como suyo algún trabajo publicado en la web.

El portal de internet de la BBC da cuenta de los resultados del estudio y de ante mano te comento que si respondiste afirmativamente a la pregunta anterior (mentido en tu identidad, descargado contenido ilegal, o usurpado trabajos publicados en internet)… «debe saber que no está solo».

La BBC señala que casi la mitad de las personas interrogadas dijeron pensar que es «legal» descargarse sin pagar contenido de internet, como películas, discos o canciones (¡ay aja!).

Una de cada cuatro reconoció haber leído los correos electrónicos de otra persona o haber mirado secretamente sus consultas en internet.

Un tercio de los encuestados reconoció haber utilizado una identidad falsa en la red y uno de cada cinco aseguró haber hecho, estando en línea, algo de lo que se arrepiente.

Pero sinceremonos, todos lo hemos hechos, aunque ciertamente preferimos permanecer en el anonimato deseamos encontrar información de otras personas en la red, cuanta hipocresía.

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PAULETTE AUSTRALIANA

Pues en México no es el único lugar en donde se cuecen habas, y ahora en Australia se acaba de presentar una caso muy similar al que sucedió el año el pasado con el caso de la niña Paulette, pero con un desenlace muy distinto -aunque similar- al mexicano.

Ramazan Acar, de 24 años, se declaró culpable de parricidio ante un tribunal de la ciudad de Melburne, admitió haber asesinado a puñaladas a su hija Yazmina, de 2 años de edad, en noviembre del año pasado, en supuesta represalia contra su ex compañera sentimental Rachelle D’Argent por no permitirle ver a la niña.

Poco antes de cometer el crimen, el parricida fue a la casa de D’Argent para pedirle que le dejara llevar a su hija a comprar chocolates a una tienda cercana, pese a violar las restricciones respecto a la custodia.

La madre de Yazmina aceptó a regañadientes y pasado un buen rato intentó comunicarse con Acar, hasta que éste le dijo que iba a matar a la niña porque no se le había permitido verla en tres meses.

El hombre también lo adelantó en Facebook, actualizando su estatus a «A punto de matar a mi niña» y «Devolviéndotela, perra».

Acar después llamó a D’Argent para comunicarle que había consumado el asesinato y le envió un mensaje al móvil en el que se leía: «Se terminó, lo hice.»

La madre fue a buscar al padre a la vivienda y lo encontró sentado en su coche con un cuchillo de 30 centímetros de longitud, según documentos policiales presentados durante el juicio.

Horas después de cometerse el crimen, la Policía encontró el cadáver de la criatura -con puñaladas en el pecho y el estómago- en una zona boscosa del noreste de Melburne.

Según la fiscalía, Acar abusaba físicamente de su ex pareja, y estaba a punto de iniciar un tratamiento por abuso de drogas y alcohol.

Definitivamente esta es una historia de terror, 2 niñas muertas al rededor de un escándalo en los medios de comunicación -incluyendo Facebook- y de intrigas que envuelven violencia y venganza. Ahora si como dice Marco Antonio Solís ‘A dónde vamos a parar’.

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